La noche fluia sobre la ciudad, silenciosa, cadenciosa, relajante. Se escuchaban ecos lejanos, murmullos y susurros de conversaciones ajenas, mientras que paso tras paso caminaba hacia su meta, guiado impulsado y sediento, sin mas contemplaciones ni miramientos, como una ola gigantesca que pugna por alcanzar la orilla.
Cruzó un parque con columpios y pedido en una esquina encontró un niño vagabundo que le pregunto: ¿Eres el guardian de la noche?, Asombrado movió lentamente la cabeza negándolo y una fina y sutil sonrisa se perfiló en sus labios.
"Necesito tu alma, tu esencia, tu cuerpo, no resisto más". Con estas voces en mente cogió la barca y atravesó la laguna en dirección a las oscuras montañas que se perfilaban en el horizonte. Se sentía un Caronte en busca del siguiente viajero más él sabia que no volvería a cruzar esa laguna, nunca jamas la vería.
"Ven a mí, cazador, ven con el viento y antes del amanecer" . No paraba de escuchar esa voz que le hipnotizaba y sometia todo su ser y voluntad.
No quería sino dejar todo atrás,olvidar, hacer que su heridas dejasen de sangrar. Necesitaba el consuelo , el alivio y la redención, ¿le estaria permitido?. Habia llegado a odiar tanto a los dioses que estos le habian maldecido y le habían condenado a una soledad eterna.
"No dudes, amor mío, es tu hora" Embebido en esas palabras arrastraba un pie tras otro , él un guerrero inmemorial, un princeps, un soldado, sometido, atolondrado , subyugado.
"Ven a jugar a mi juego favorito, a mi embrujo". No podía más, el cuerpo le ardía de deseo, se sentia duro, nadie le habia excitado hasta esos extremos, queria encontrar a la portadora de esa hermosa voz y hacerla suya, tomarla, dejarla marcada con su jugo.
Avanzó hasta el pie de las montañas, una gruta, una abertura como la de una amante le aguardaba. Se le llenó la nariz de incienso, de humedad y moho que recubria las paredes, finos hilos de agua pugnaban por recorrer las abruptas paredes.
Y alli la vió en su dorado trono, inhiesta, serena, hermosa, su cabellera azabache le cubria parte de los pechos al descubierto.
Una diosa apenas tapada, su diosa, la Reina de los Condenados.
No podia hacer mas que arrodillarse ante la hermosa imagen y besar los pálidos pies de aquella a quien tantos adoraban.
Cuando pensó que ya su amada no se movería , percibíó un sutil movimiento y la diosa se puso en pie, le levantó y le miró a traves de sus oscuros ojos, profundos y sin alma. Una pequeña figura , delgada, con labios rosados, pechos iniestos, redondos y caderas que invitaban a los mil pecados, parecia frágil a su lado y sin embargo sabia que un chasquido suyo y el se convertiría en polvo.
"Entregate a mí, tus días se agotaron" ya sabia que sucedería después.
Se encontraban en una cama con sabanas de satén negro, pálidos cuerpos desnudos saboreandose , degustandose , la poseyó una vez tras otra, su miembro no quedaba satisfecho nunca, nunca lo estaria con ella entre sus brazos, frio tempano blanco, casi inerte y sin embargo tan salvaje, tan indomable, tan deseable. Una pantera imposible de domesticar, su señora su ama.
Cuando sintió sus dientes desgarrandole la garganta y haciendo brotar su sangre hasta perder el conocimiento, sonrió para sí y supo sin lugar a dudas lo que era el paraíso y la redención alcanzando el climax.
Y en la oscuridad renació como Señor de la Noche.
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Se me han rebelado las entrañas
Hace 4 meses