sábado, 20 de diciembre de 2008

"In the darkness"

La noche fluia sobre la ciudad, silenciosa, cadenciosa, relajante. Se escuchaban ecos lejanos, murmullos y susurros de conversaciones ajenas, mientras que paso tras paso caminaba hacia su meta, guiado impulsado y sediento, sin mas contemplaciones ni miramientos, como una ola gigantesca que pugna por alcanzar la orilla.
Cruzó un parque con columpios y pedido en una esquina encontró un niño vagabundo que le pregunto: ¿Eres el guardian de la noche?, Asombrado movió lentamente la cabeza negándolo y una fina y sutil sonrisa se perfiló en sus labios.

"Necesito tu alma, tu esencia, tu cuerpo, no resisto más". Con estas voces en mente cogió la barca y atravesó la laguna en dirección a las oscuras montañas que se perfilaban en el horizonte. Se sentía un Caronte en busca del siguiente viajero más él sabia que no volvería a cruzar esa laguna, nunca jamas la vería.
"Ven a mí, cazador, ven con el viento y antes del amanecer" . No paraba de escuchar esa voz que le hipnotizaba y sometia todo su ser y voluntad.
No quería sino dejar todo atrás,olvidar, hacer que su heridas dejasen de sangrar. Necesitaba el consuelo , el alivio y la redención, ¿le estaria permitido?. Habia llegado a odiar tanto a los dioses que estos le habian maldecido y le habían condenado a una soledad eterna.
"No dudes, amor mío, es tu hora" Embebido en esas palabras arrastraba un pie tras otro , él un guerrero inmemorial, un princeps, un soldado, sometido, atolondrado , subyugado.
"Ven a jugar a mi juego favorito, a mi embrujo". No podía más, el cuerpo le ardía de deseo, se sentia duro, nadie le habia excitado hasta esos extremos, queria encontrar a la portadora de esa hermosa voz y hacerla suya, tomarla, dejarla marcada con su jugo.
Avanzó hasta el pie de las montañas, una gruta, una abertura como la de una amante le aguardaba. Se le llenó la nariz de incienso, de humedad y moho que recubria las paredes, finos hilos de agua pugnaban por recorrer las abruptas paredes.
Y alli la vió en su dorado trono, inhiesta, serena, hermosa, su cabellera azabache le cubria parte de los pechos al descubierto.
Una diosa apenas tapada, su diosa, la Reina de los Condenados.
No podia hacer mas que arrodillarse ante la hermosa imagen y besar los pálidos pies de aquella a quien tantos adoraban.
Cuando pensó que ya su amada no se movería , percibíó un sutil movimiento y la diosa se puso en pie, le levantó y le miró a traves de sus oscuros ojos, profundos y sin alma. Una pequeña figura , delgada, con labios rosados, pechos iniestos, redondos y caderas que invitaban a los mil pecados, parecia frágil a su lado y sin embargo sabia que un chasquido suyo y el se convertiría en polvo.
"Entregate a mí, tus días se agotaron" ya sabia que sucedería después.
Se encontraban en una cama con sabanas de satén negro, pálidos cuerpos desnudos saboreandose , degustandose , la poseyó una vez tras otra, su miembro no quedaba satisfecho nunca, nunca lo estaria con ella entre sus brazos, frio tempano blanco, casi inerte y sin embargo tan salvaje, tan indomable, tan deseable. Una pantera imposible de domesticar, su señora su ama.
Cuando sintió sus dientes desgarrandole la garganta y haciendo brotar su sangre hasta perder el conocimiento, sonrió para sí y supo sin lugar a dudas lo que era el paraíso y la redención alcanzando el climax.
Y en la oscuridad renació como Señor de la Noche.

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"Hoy espero tu llegada".

Una habitación, cuatro paredes, encerrada como mi corazón esperando que le hagas latir, que le hagas sentir.
Hoy espero tu llegada, miro por la ventana sin ver nada más que no sea el recuerdo de nuestros cuerpos desnudos en la cama haciendo el amor.
Me gusta la mirada que tienes cuando te pones travieso, me gusta tu sonrisa torcida cuando vas a follarme, me gusta tus ojos entrecerrados que parece que me van a comer. Me tumbas en la cama y me desnudas con premura e intento escaparme y es entonces cuando te pones a cien y rasgas mis prendas impaciente por ver mi desnudez y mi piel morena.
El juego comienza con besos, con mordiscos y me susurras al oído que de verdad me comerías, tu pene en tus vaqueros parece a punto de reventar y se aprieta fuertemente contra mi pubis desnudo. Amor, siempre te reservas ser el último en estar desnudo.
Me retienes con ambas manos y succionas mis pezones, los lames en círculos, los saboreas. Me muerdes en el cuello dejándome una marca, tu marca, ya sabes que soy tuya.
Te pido que me sueltes y lo haces, empieza tu juego de fingida sumisión, te echas de espaldas y te quitas la camisa, yo me abalanzo sobre tu pecho, lamo cada centímetro de tu torso, muerdo tus tetillas, beso tu ombligo y casi al llegar al borde te encoges mezcla de cosquillas y placer. Torpe de mí lucho por bajarte los vaqueros, me ayudas y te ríes de que no sea capaz nunca de hacerlo sola. El bulto considerable palpita bajo el slip, esta caliente, te hago sufrir y paso de largo de él, te volteo y muerdo tu prieto culito, ahora si que soy yo la que probablemente te coma. Te ríes y tú solo te volteas, me miras con lujuria y tu vista me intenta llevar hasta tu sexo, sé lo que quieres, sé lo que ansías, pero te hago esperar, soy yo la que estoy encima, soy yo la que te domina, me entretengo con tu lengua, me entretengo con tus labios y muerdo tu cuello.
Cuando te creo a punto de desfallecer de impaciencia, te bajo el slip y descubro tu miembro erecto y listo para la batalla. Agacho mi cabeza y le saludo con una larga lametada, te mueves sin poder resistir el placer, echas atrás la cabeza y empiezo a saborear el manjar. Suaves lametadas, besitos, caricias, lo cojo y recorro con él mis labios a modo de pintura, no aguantas más, lo zarandeo arriba y abajo y chupo, me lo trago, te pego pequeños mordiscos, lo llevo al fondo, lo succiono, te enamoro más.
Tu miembro está dispuesto para mí, pequeñas gotas se deslizan por su abertura y yo excitada al cien por cien me lo clavo y empiezo a cabalgarte, gimes, apoyas tus manos en mis caderas y me empujas hacia abajo para seguir el ritmo. Observas y te relames al ver mis pechos con sus enhiestos pezones saltar. Me recorre el placer por la espina dorsal y lo acompaña el sudor, el vaivén de movimientos y gemidos es un baile que bailaría contigo hasta que el infierno nos reclamase y una vez en él continuaría.
No puedo más amor te susurro y tú que fuertemente me agarras sientes que me vence el orgasmo y me echo encima de ti agotada.
Esperas a que vuelva a respirar pausadamente, te sales de mí y guías mi cabeza hasta tu miembro, sé como te gusta acabar, me lo meto en la boca y lo succiono, sabe a nosotros dos, acompaso el movimiento y me dejas tu semilla en mi boca con un gemido desprendiéndose de tus hermosos labios.

¿Alguna vez supe lo que es amor? Lo dudo puesto que hoy por hoy tú eres mi único maestro en ese arte, mi dependencia es total, es sincera.
La respuesta a nuestros momentos furtivos es el no preguntarse el por qué, sueño con algo más pero me miras con tus ojos verdes, sonríes y ladeas la cabeza hacia otro lado para que no vea la tristeza reflejarse en tus ojos.
Hoy espero tu llegada ansiando tener tu cuerpo desnudo sobre el mío, mi razón voló hace tiempo a mejores destinos y vago sin horizonte al no saberte junto a mí.
El teléfono suena, corro a cogerlo y sonrío al escuchar tu voz, pero de repente tu respuesta, tu mensaje, me atraviesa el corazón y empiezo a llorar y a suplicarte, no hay vuelta atrás, ya nada será igual. Te digo un adiós y cuelgo.
Hoy esperaba tu llegada y ya sé que esta jamás se producirá, un bebé anda en camino y decides continuar con un matrimonio de conveniencia antes que disfrutar de nuestro amor.
Lloro desconsoladamente en mi cama, nuestra cama, en la que tanto hemos gozado y que queda huérfana sin tu cuerpo desnudo sobre ella. Me desnudo y me masturbo con nuestras imágenes juntos, tu risa , tus ojos, tus labios…..
¿Me pides perdón por dejarme?, es tarde para eso. Es muy tarde para algo más que no sea dar rienda suelta al dolor.
¿Odio?. No, sólo queda este amor inmenso que siento hacia ti.
Abro el grifo de la bañera con agua tibia, me sumerjo en ella y echada en ella cierro los ojos y me dejo ir. No puedo soportarlo, quiero oírte y verte.
La verdad, amor, es que no puedo vivir sin ti, no puedo vivir sola. Agarro la cuchilla y hago que muerda mis muñecas, me pesan los párpados y antes de cerrarlos el agua púrpura me devuelve mi reflejo, el de una mujer que vivió solo para amar y ser amada.
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